SÁNCHEZ AMAYA, TOMÁS
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Sostenemos a trav?s de la indagaci?n realizada que la evaluaci?n ?en todas sus formas, caracter?sticas, dimensiones y posibilidades?, consti-tuye un acontecimiento humano fundamental, que ha acompa?ado la historia de la humanidad, pero que de modo inimaginable ha irrumpido y se ha instalado, naturalizado, normalizado en las sociedades modernas. La evaluaci?n se ha constituido en la condici?n de posibilidad para la existencia de las cosas (m?s en el campo educativo): la apertura, oferta y permanencia de un programa acad?mico o de una instituci?n educati-va, por ejemplo, depende de la evaluaci?n (ello sucede con los sistemas registros calificados y acreditaci?n de programas e instituciones). Lo pro-pio sucede tambi?n con proyectos, planes, programas, pol?ticas, acciones que, para ser aprobados, han de pasar por la criba de la evaluaci?n. As?, paulatinamente, la evaluaci?n se convirti? en el elemento fundamental, estructural, necesario, ineludible? de la acci?n educativa.En el marco de la educaci?n superior, el profesor, cualquiera que sea su condici?n (planta u ocasional), es, a la vez, evaluador y evaluado, juez y parte, medidor y medida ?como dir?a Prot?goras?. El an?lisis de las implicaciones que ello tiene para la vida de los docentes y para su ejercicio magisterial ?particularmente en la Universidad Distrital Francisco Jos? de Caldas, pero de cara a lo que acontece en otras instituciones de educaci?n superior y en otras latitudes? constituy? la intencionalidad de la pesquisa de la cual damos cuenta en esta obra.
Sostenemos a través de la indagación realizada que la evaluación en todas sus formas, características, dimensiones y posibilidades, consti-tuye un acontecimiento humano fundamental, que ha acompañado la historia de la humanidad, pero que de modo inimaginable ha irrumpido y se ha instalado, naturalizado, normalizado en las sociedades modernas. La evaluación se ha constituido en la condición de posibilidad para la existencia de las cosas (más en el campo educativo): la apertura, oferta y permanencia de un programa académico o de una institución educati-va, por ejemplo, depende de la evaluación (ello sucede con los sistemas registros calificados y acreditación de programas e instituciones). Lo pro-pio sucede también con proyectos, planes, programas, políticas, acciones que, para ser aprobados, han de pasar por la criba de la evaluación. Así, paulatinamente, la evaluación se convirtió en el elemento fundamental, estructural, necesario, ineludible
de la acción educativa.
En el marco de la educación superior, el profesor, cualquiera que sea su condición (planta u ocasional), es, a la vez, evaluador y evaluado, juez y parte, medidor y medida como diría Protágoras. El análisis de las implicaciones que ello tiene para la vida de los docentes y para su ejercicio magisterial particularmente en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, pero de cara a lo que acontece en otras instituciones de educación superior y en otras latitudes constituyó la intencionalidad de la pesquisa de la cual damos cuenta en esta obra.