VON UEXKULL, JAKOB
U$ 12,69 11,98 €
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La primera vez que leí a Jakob von Uexküll fue en el otoño del 2009; mientras recolectaba elementos para armar el rompecabezas de una tesis. Fue en una librería de usados; u00bfEl rufián melancólicou00bf; donde di con una edición de u00bfCartas biológicas a una damau00bf. Sin fecha ni traductor y visiblemente roído por el tiempo; el libro había sido publicado u00bfposiblemente hacia fines de la década del 40u00bf por una editorial chilena; Zig-Zag. Conseguir; aunque fuera en Buenos Aires; libros de Jakob von Uexküll no era en modo alguno una labor que no entrañara múltiples dificultades. Pero intempestivamente apareció uno. Yo ya había podido ver cómo Deleuze lo convertía al spinozismo; cómo Cassirer lo postulaba como el superador de la antinomia mecanicismo/vitalismo en la biología teórica; cómo Canguilhem lo ponía al final de una serie que revolucionaba el concepto biológico de u00bfmilieuu00bf originariamente heredado de la física de los fluidos; cómo Heidegger se inspiraba en él para luego discutirlo y celebrarlo; cómo Agamben lo retomaba para meditar a Heidegger e; incluso; cómo Sloterdijk lo evocaba como factor deconstructivo de la noción metafísica de mundo universal. Luego caí en la cuenta de que; más allá de las recuperaciones que la filosofía operaba sobre él (a las cuales se fueron sumando Merleau-Ponty; von Bertalanffy; Ortega y Gasset; etc.); el tipo había sido un precursor oscuro y que; inclusive; existía una u00bfley de Uexküllu00bf. Precursor de la etología antes que Konrad Lorenz; pero precursor insospechado también de la (bio)cibernética y; más aún; fundador post mortem de la corriente biosemiótica dentro de la biología contemporánea.