MODERNIDAD. CRISIS DE LA MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD

Desde la ilustraci?n, Occidente ha cre?do que la raz?n y la ciencia son v?as de liberaci?n. Pero, la aceleraci?n de la historia durante la primera mitad del siglo XX revela el lado oscuro de la raz?n. Occidente advierte que la irracionalidad amenaza la esencia misma de la modernidad. La crisis de la modernidad y, por ende, del proyecto decimon?nico, evidencia la quiebra de los ideales ilustrados y cuestiona la raz?n positiva. Ella promet?a una tranquila continuidad en el progreso de la racionalidad hacia el mejoramiento moral y social de la especie humana, cuando sus sue?os produjeron monstruos que delatan el vac?o de sus pretensiones. La dificultad que encontramos aqu? constituye la ambig?edad fundamental a la que debe enfrentarse el pensamiento contempor?neo. Aquella descansa en la condena de los aspectos superficiales de la modernidad y en la reafirmaci?n simultanea de su esencia. Se condena la interpretaci?n que la modernidad hace de s? misma, m?s sin rechazar su proyecto. En los a?os que siguen a la Segunda Guerra Mundial la cr?tica a la ilustraci?n se refiere a la parcialidad de la raz?n moderna, es decir, a la incapacidad de la raz?n anal?tica el Verstand kantiano separado del Todo especulativo de la raz?n- de comprender la irracionalidad del presente: en ella se hace tangible el factor adicional que comporta lo ?tico para nuestros tiempos.

Desde la ilustración, Occidente ha creído que la razón y la ciencia son vías de liberación. Pero, la aceleración de la historia durante la primera mitad del siglo XX revela el lado oscuro de la razón. Occidente advierte que la irracionalidad amenaza la esencia misma de la modernidad. La crisis de la modernidad y, por ende, del proyecto decimonónico, evidencia la quiebra de los ideales ilustrados y cuestiona la razón positiva. Ella prometía una tranquila continuidad en el progreso de la racionalidad hacia el mejoramiento moral y social de la especie humana, cuando sus sueños produjeron monstruos que delatan el vacío de sus pretensiones. La dificultad que encontramos aquí constituye la ambigüedad fundamental a la que debe enfrentarse el pensamiento contemporáneo. Aquella descansa en la condena de los aspectos superficiales de la modernidad y en la reafirmación simultanea de su esencia. Se condena la interpretación que la modernidad hace de sí misma, más sin rechazar su proyecto. En los años que siguen a la Segunda Guerra Mundial la crítica a la ilustración se refiere a la parcialidad de la razón moderna, es decir, a la incapacidad de la razón analítica el Verstand kantiano separado del Todo especulativo de la razón- de comprender la irracionalidad del presente: en ella se hace tangible el factor adicional que comporta lo ético para nuestros tiempos.